¿EN QUÉ CONSISTE MI TRABAJO HOY?
Como ya os he compartido, hoy día me siento asentada en mi Alma y no en mi Ego.
¿Qué significa esto?
Significa que a medida que he ido sabiendo y aprendiendo quién era yo como la humana que soy Sílvia, me he ido dando cuenta, en el morir y renacer, que en lo más dentro de mi, existía otra “yo”, más auténtica, que no esta a la expectativa de nada ni de nadie, que siente la vida y Es y ya está. Que se siente feliz por estar aquí, que siente sin miedo, que vive desde la confianza y desde la honestidad. Y que percibe la realidad de una forma mucho más profunda y cristalina, se conecta con la realidad y percibe más allá de las apariencias, mas allá de lo que vemos. Que vive las pequeñas experiencias cotidianas como joyas, pequeñas perlitas de felicidad y gozo.
El alma se conecta con lo humano y con lo espiritual y con lo divino. El alma se conecta con el alma de todo ser vivo. Se conecta con el Universo. Está en sintonía con la Conciencia. Y no hay nada que fingir. No hay pelea. Fluye con la vida, la acepta como es y se pone en sintonía. Acepta que la realidad es como es, no como “querría” que fuera; y lo pongo entre comillas porque des del alma ya no hay un como “querría”. Ya no es lo que yo quiero, es como Es, aunque no comprenda ahora que sea como es.
¿Qué ocurre desde aquí?
Que conecto con el Alma de la persona que tengo delante, conecto con el ser auténtico de la persona, del cliente, del paciente. Y desde ahí suceden realidades distintas, los procesos y la transformación son mucho más profundos con un tiempo más corto. La comprensión también. Como si cogiéramos atajos, llegamos más rápido al núcleo del problema o conflicto. De hecho, de alma a alma, todo sucede mucho más rápido y sin engaño. Porque desde el alma, todo es verdadero y auténtico. El alma está conectada con el corazón. Y el corazón no engaña. Aunque el corazón sin estar en conexión con el Alma puede perder el rumbo del camino. El Alma guía, sabe de una realidad que olvidamos dado que vivimos en nuestro mundanal ruido donde la mente gobierna nuestra vida. El alma recuerda y sabe a lo que hemos venido al mundo, el Ego y la mente no. Llegar al Alma recuerda a la persona su fuente. Esto no significa que sea más fácil o que no sea necesario pasar por procesos dolorosos. Pero vamos mucho más directos a la fuente y la desvela, sea cuando fuere y como fuere que se inició el dolor para sanarlo. Porque el Alma sabe y no necesita más. El Alma reposa en la Realidad así como es. El Alma hace de puente entre el Ego (persona) y el Espíritu.
¿Cómo sé que estoy sintiendo desde el Alma?
Cuando estamos en el Alma, sentimos una sensación cálida y agradable, como “estar en casa”, en ese hogar donde todo está bien, sin que nada tenga que suceder para que esté todo bien. En silencio interior y paz. Esto lo podemos sentir un instante, o un tiempo más prolongado, o vivir ahí en gran parte del tiempo. O a veces podemos recordar algún momento de infancia donde aún fuera posible des de la inocencia, sentir estar en casa, antes de que, la mayoría de nosotros, cerráramos para protegerla de ser herida frente al mundo.
A veces descubrimos este lugar después de una crisis, una tormenta interna, un dolor,… una situación difícil… o por el contrario en momentos agradables, en la naturaleza, durante o después de tener intimidad sexual,… o cuando de golpe sin darnos cuenta nuestra mente ha soltado su ruido constante y nos encontramos en el silencio interior, sea espontáneo, sea meditando, sea escuchando música. Chas… Ah… y te sumerges.