7. Atlas, un sabio en porte de caballo

Este apartado se lo dedico a mi gran compañero y Maestro de viaje, Atlas. Él es un caballo y tiene 30 años. Andamos juntos en el camino desde hace 23 años.
Yo le puse de nombre Atlas, en honor a las grandes montañas del norte de África, en Marruecos. Él a mí: Mi Pequeña Libélula Saltarina de mente y corazón amorosos y de vuelo libre, Portadora de Luz; y en la intimidad, Dulcinea.

Él es un sabio en porte de caballo. Un alma encarnada en caballo, pero no es de la familia equina, su esencia no es de caballo. Esto lo he sabido desde hace años, pero lo he guardado para mí… Ahora lo puedo desvelar.

De hecho, y aunque parezca imposible, es él quien me ha alentado a abrirme al mundo y compartir mi experiencia y mi camino de conciencia. Él me ha indicado esta nueva etapa de apertura para que mi camino llegue a más personas y ponga luz a más caminos. Él me dice: “tienes que llegar a más gente y ayudar a más personas que han perdido el camino. Ábrete y expándete para que más personas puedan beneficiarse de lo que haces.”. Y aquí estoy, creando un blog siguiendo sus sabios consejos.

Sin Atlas no sé como sería mi vida. A él agradezco su soporte, su saber, sus enseñanzas, su incondicionalidad, su saber estar, su ser coherente con quién es y mantenerse, su nobleza. Me ha enseñado a amarle sin manipular, a no tener expectativas, a estar en el presente, a ser valiente, a enraizarme y coger fuerza. Me ha enseñado la hermandad y ser equipo, a estar presentes el uno para el otro. Me ha conectado con la naturaleza.
Y me ha mostrado como es amar desde el Alma; porque aunque no estemos presentes físicamente, estamos unidos de Corazón y Alma. Nos acompañamos aunque físicamente no estemos presentes, de noche, en momentos difíciles, de soledad, de enfermedad, de frío. Y cuando estamos juntos compartimos la libertad, ser libres juntos en la naturaleza.

¿Cuántas veces he corrido a él para abrazarlo y que me acogiera, dejándome caer en su lomo, a contarle lo que me ocurría en un mar de lágrimas frente a mi incomprensión y mi dolor ante la vida? Buf… incontables.

¿Cómo se puede ser más hermoso como Ser?

Hemos compartido muchos momentos, algunos preciosos, otros difíciles y dolorosos. Pero en cada crisis, nos hemos unido más y más. Es una relación que crece sin cesar y en la Eternidad. Nuestra unión es Eterna.

Atlas y yo agradecemos a Bea y a Marga su labor aquí en esta vida y su gran conexión que nos ha permitido entrar a los dos en comunión.